lunes, 31 de agosto de 2009

Plantas La Flor del Ceibo - Erythrina crista-galli L

Plantas

La flor del ceibo es la flor nacional de la República Argentina. También denominada seibo, seíbo o bucaré, fue declarada flor nacional argentina por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº13.847/42, del 22 de diciembre de 1942. De ahí que el 22 de Noviembre se celebra el día de la Flor Nacional. También es la flor nacional de nuestro país vecino la República Oriental del Uruguay.



El Ceibo es un árbol originario de América, de la zona subtropical, no muy alto, de tronco retorcido, pertenece a la familia de las leguminosas, por lo que las semillas se guardan en vainas encorvadas. Sus flores son rojas, de un rojo carmín. Crece en las riberas del Paraná y del Río de La Plata, pero se lo puede hallar en zonas cercanas a ríos, lagos y zonas pantanosas a lo largo del país. La madera de ceibo es muy liviana y porosa, y se la utiliza para la construcción de balsas, colmenas, juguetes de aeromodelismo. Su presencia en parque y jardines argentinos, pone una nota de perfume y color. Y el admirador evita arrancar sus flores, debido a que sus ramas poseen una especie de aguijones.


Leyenda de la flor del ceibo
Según cuenta la leyenda la flor del ceibo nació cuando Anahí fue condenada a morir en la hoguera, después de un cruento combate entre su tribu y los guaraníes.
Por entre los árboles de la selva nativa corría Anahí. Conocía todos los rincones de la espesura, todos los pájaros que la poblaban, todas las flores. Amaba con pasión aquel suelo feraz, silvestre, que bañaban las aguas oscuras del río barroso. Y Anahí cantaba feliz en sus bosques, con una voz dulcísima, en tanto callaban los pájaros para escucharla. Subía al cielo la voz de la indiecita, y el rumor del río que iba a perderse en las islas hasta desembocar en el ancho estuario, la acompañaba. Nadie recordaba entonces que Anahí tenía un rostro poco agraciado, tanta era la belleza de su canto.
Pero un día resonó en la selva un rumor más violento que el del río, más poderoso que el de las cataratas que allá hacia el norte estremecían el aire. Retumbó en la espesura el ruido de las armas y hombres extraños de piel blanca remontaron las aguas y se internaron en la selva. La tribu de Anahí se defendió contra los invasores. Ella, junto a los suyos, luchó contra el más bravo. Nadie hubiera sospechado tanta fiereza en su cuerpecito moreno, tan pequeño. Vio caer a sus seres queridos y esto le dio fuerzas para seguir luchando, para tratar de impedir que aquellos extranjeros se adueñaran de su selva, de sus pájaros, de su río.
Un día, en el momento en que Anahí se disponía a volver a su refugio, fue apresada por dos soldados enemigos. Inútiles fueron sus esfuerzos por librarse aunque era ágil. La llevaron al campamento y la ataron a un poste, para impedir que huyera. Pero Anahí, con maña natural, rompió sus ligaduras, y valiéndose de la oscuridad de la noche, logró dar muerte al centinela.
Después intentó buscar un escondite entre sus árboles amados, pero no pudo llegar muy lejos. Sus enemigos la persiguieron y la pequeña Anahí volvió a caer en sus manos. La juzgaron con severidad: Anahí, culpable de haber matado a un soldado, debía morir en la hoguera. Y la sentencia se cumplió. La indiecita fue atada a un árbol de anchas hojas y a sus pies apilaron leña, a la que dieron fuego. las llamas subieron rápidamente envolviendo el tronco del árbol y el frágil cuerpo de Anahí, que pareció también una roja llamarada. Ante el asombro de los que contemplaban la escena, Anahí comenzó de pronto a cantar. Era como una invocación a su selva, a su tierra, a la que entregaba su corazón antes de morir. Su voz dulcísima estremeció a la noche, y la luz del nuevo día pareció responder a su llamado.
Con los primeros rayos del sol, se apagaron las llamas que envolvían Anahí. Entonces, los rudos soldados que la habían sentenciado quedaron mudos y paralizados. El cuerpo moreno de la indiecita se había transformado en un manojo de flores, rojas como las llamas que la envolvieron, hermosas como no había sido nunca la pequeña, maravillosas como su corazón apasionadamente enamorado de su tierra, adornando el árbol que la había sostenido.
Así nació el ceibo, la rara flor encarnada que ilumina los bosques de la mesopotamia argentina. La flor del ceibo que encarna el alma pura y altiva de una raza que ya no existe.



Para ampliar información:
www.ambiente.gov.ar/?idarticulo=680 -

jueves, 27 de agosto de 2009

Yuyos Fotos de Flores :hibizco rojo

Yuyos
¿Sabes como se llama esta flor... ?
Fotos de Flores-Galeria
Via:Banco de Imágenes Gratuitas
Fuente:Pixdaus
Aqui: Mas Fotos

martes, 25 de agosto de 2009

Planta BRICOBONSAI, bricolage aplicado al bonsai

Planta
Se van a mostrar algunas de los recursos con los que tiene que contar todo principiante, sobre todo si no dispone de mucho dinero para poder adquirir material más caro. Para lo que es el trabajo que afecta directamente al propio bonsái como es la poda, el pinzado, hacer shari, etc., si que se recomienda herramientas profesionales, aunque sean caras. Pero para salir del paso en algunas ocasiones podemos contar con alguna ayuda "imaginativa".


SISTEMA DE RIEGO GOTA A GOTA

Cuando te vas de casa varios días, lo ideal es tener un sistema de riego profesional o un vecino amable. De todas formas si quieres probar un sistema de riego gota a gota fácil de hacer y que te saque de un apuro puntual léete esto.

Lo que necesitamos son estos elementos: Una botella de agua de gran capacidad, goteros de hospital, herramienta para hacer agujeros y pegamento instantáneo.


Hacemos los agujeros desde los que van a ir acoplados los goteros en la tapa de la botella. Puede ser uno solo o varios.


En este coso aprovecho el tapón y hago dos.



A continuación metemos en el tapón el extremo superior del gotero hasta que ajuste un poco.



Así quedará más o menos.



Para evitar que luego el agua se filtre por las juntas, las sellamos con pegamento instantáneo y esperamos a que fragüe.


Así quedará el conjunto del "inventillo".



Una vez hecho esto elevamos y damos la vuelta a la botella para fijarla en algún punto por encima de las macetas que se van a regar. Podemos hacer un agujero en la parte superior de la garrafa para que las burbujas de aire salgan y no se deforme la botella.



Se regula la cantidad del agua a caer con el regulador hasta obtener la cantidad adecuada (más rapidez o menos de caída de la gota de agua al sustrato).



Aseguramos la goma del gotero a la maceta elegida y dejamos que se inicie la caída del agua a través del gotero.



Conjunto completo. La garrafa queda por encima de la maceta y los goteros caen por la fuerza de la gravedad. Espero que a alguien le sirva de ayuda.




Es importante decir que no debe de ser este un sistema de riego definitivo, pero de manera aislada durante no muchos días y a ciertas especies no viene nada mal y puede sacar de un apuro.

REGADERA BARATA

Para hacer una regadera barata y sencilla utilizamos una botella de plástico de los muchos modelos que podemos encontrar.


La idea es practicar unos agujeros de pequeño tamaño con un alfiler en el tapón.

De esta manera conseguiremos que el agua proyectada al apretar la botella sea una fina lluvia que empape el sustrato del bonsái. Es importante destacar eso, que para regar es mucho mejor que el agua caiga suavemente sobre le sustrato y penetre hasta abajo, no que resbale y el agua no llegue a las raíces.





MESA PARA TRABAJAR BONSAI


Aprovechando una silla vieja de oficina y una tabla vamos a hacer una mesa para poder trabajar nuestros bonsái.

Quitamos el respaldo y dejamos la base de la silla la cual atornillamos a una tabla cuadrada de aproximadamente de 60 x 60 cm. Esto es para poder trabajar arboles con maceta grande o formaciones de bosques.



Una vez unido nos queda algo así



Podemos dar la vuelta 360º para trabajar el árbol cómodamente desde todas las posiciones.

Para acabar el trabajo de manera "profesional" canteamos los bordes de la tabla para dar una mejor imagen.

Mesa terminada. También nos vale para hacer los reportajes de fotos de los bonsái.



Aquí con un prebonsai de higuera.



INVERNADERO CASERO


Se puede hacer en 20 minutos con cosas que siempre hay por casa. Herramientas: Caja de cartón, cutter, plástico transparente, cinta métrica, velcro y cinta aislante. El tamaño de invernadero que necesitemos logicamente nos definirá el tamaño de la caja de cartón a usar.



Le vamos cortando con un cuter los laterales de cada lado dejando un pequeño "marco".




Cortamos todas las caras menos el "suelo".





El suelo se refuerza con algún trozo del cartón sobrante.



A continuación en los huecos abiertos vamos colocando el plástico cortado a medida de cada "ventanita" y cerrando con la cinta aislante.



Conviene reforzar con la cinta aislante todas las zonas de unión del plástico con el cartón para hacer un todo más resistente. Una vez cubierto toda la superficie el cartón ya no queda a la intemperie por lo que si está en lugar donde pueda mojarse aguantará más. No obstante le recomiendo para dejar en lugares donde no llegue mucho el agua (en terrazas, debajo de aleros ……)


La parte de la puerta se puede cerrar con dos pequeños puntos de "velcro", por ejemplo …..


Y aquí está acabado y listo para usarse.


Conviene poner una bandejita para depositar encima los bonsái por aquello de que es de cartón….. Y este es el invernadero improvisado que usaré este invierno para proteger 3 bonsai.


Recomendaciones:
La caja es mejor que sea de cartón duro, de esas que tienen dos capas de cartón. El plástico transparente que no sea muy gordo ni muy fino, término medio. Es recomendable usar cinta aislante para pegar a los cantos de cartón el plástico. La "puerta" del invernadero debe dejarse de tal manera que podamos abrirla y cerrarla para poder meter los bonsái. Pueden abrirse unos respiraderos en el plástico para que la temperatura interior no suba mucho.



CESTITAS PORTA-ABONO

Cuando fertilizamos el bonsái podemos hacerlo con abono líquido o sólido. El líquido normalmente es químico y yo prefiero usar uno orgánico. La ventaja del abono orgánico es que aunque te pases en la dosificación recomendada por el fabricante las raíces solo van a absorber lo que necesiten, con el químico corremos el riesgo de quemar la planta si obramos por exceso.

Yo habitualmente uso un orgánico japonés llamado biogold. Son bolitas de liberación lenta que a medida que vamos regando se van deshaciendo y la planta va absorbiendo los nutrientes. La composición es: 5,5% nitrógeno, 6,5% fósforo, 3,5% potasio, además de otros micronutrientes, y se recomienda una bolita por cada centímetro de longitud de maceta (en macetas circulares una bolita por cada centímetro de diámetro).

Pues bien para que las bolitas no queden en el sustrato sueltas a merced del viento, utilizo la siguiente técnica donde necesitamos: malla plástica de las usadas en cerramiento y de venta en cualquier ferretería y cincha fina de plástico.



Se trata de cortar según el tamaño que necesitemos dejando los salientes de plástico en uno de los lados. Luego la cincha hará el trabajo de sujetar la malla en forma circular. Los salientes de plástico anteriores irán "pinchados" al sustrato para su fijación y a partir de ahí ya pueden depositarse las bolitas de abono.



Así queda una vez hechas las anteriores operaciones y ya con las bolitas de abono colocadas. Las cestitas pueden hacerse del tamaño que queramos o necesitemos.